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"En el siglo XCIII al erigirse el Obispado de Cuenca, la Iglesia matriz se llamó de la Inmaculada Concepción de María. Y en el siglo XIX, con la proclamación del dogma de la Inmaculada y la celebración del cincuentenario en 1904, la devoción marial erigió la Virgen de Bronce en una colina placentera entre los ríos Tomebamba y Yanuncay. El día 9 de Noviembre llegó la estatua, traída desde Guayaquil por el señor Antonio J. Valdivieso, quien costeó todos los gastos del traslado. Ese día hubo solemnes actos cívicos y religiosos por las calles de la ciudad y se desarrolló un extenso programa literario como artístico y cultural, con la participación de todos los elementos de la colectividad. Según el relato del Dr. Martínez Tamariz, La Estatua de la Inmaculada está colocada sobre una pequeña colina que divide nuestro Ejido de la campiña de Yanuncay; este lugar está situado hacia el sur y a un kilómetro de la ciudad, siguiendo por la Av. Solano. La Estatua, mirando a Cuenca, se yergue sobre la campiña azuaya desde un altozano de cuarenta metros. La Estatua es obra artísticamente acabada, de tamaño más que natural, tiene gran corrección de formas, gallardía, nobleza de expresión y un espiritualismo tan bien interpretado, que la pureza, el recogimiento, la oración y la dulzura, están sensibilizadas en el sagrado bronce. Años después se levantó allí la Capilla de la Virgen de Bronce."